Todos tus problemas —especialmente la falta de confianza en vos mismo— tienen una raíz común: desde chico venís cargando con responsabilidades que no eran tuyas y contándote un cuento equivocado sobre quién sos.

Acá vamos a revisar tu historia para devolver lo que no te corresponde, poner cada cosa en su lugar y narrarte un cuento distinto. Uno más justo. Uno más real. Uno que te permita empezar de cero, colocándote donde siempre tendrías que haber estado: en el centro de tu vida.

Te vas a sorprender de lo que pasa cuando dejás de mirar tu vida con los ojos de los demás y empezás a verla en primera persona. Con tus emociones, tu contexto, tu verdad. Vas a resetear culpas, soltar dudas y empezar a verte con nuevos ojos.

La confianza en vos empieza a surgir y el protagonismo de tu vida vuelve a ser tuyo.

En la fase anterior te contaste otro cuento sobre quién sos y, mentalmente, te colocaste en el centro de tu vida. Pero hacerlo con la mente no alcanza: necesitás que tu cuerpo también lo haga.

Acá entra EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), un abordaje creado por la psicóloga Francine Shapiro, que es la clave que marca un antes y un después en este proceso (y en tu vida).

Vamos a identificar los hechos del pasado (y también del presente o incluso del futuro) que te incomodan, te duelen o te traban. No solo vas a soltar las creencias limitantes… también la carga emocional que las sostiene.

Este es el momento en que rastreamos los hechos de tu vida que dieron origen a tus “no puedo”, “no soy suficiente”, “algo está mal en mí”, “no estoy a la altura”… Y mediante estimulación bilateral de tu cerebro (con movimientos oculares, sonidos o toques), le permitimos que cambie sus conexiones, se libere de esas creencias y emociones que te limitan y las reemplace por otras que te potencien.

Con EMDR, el cambio no se produce solo porque tu mente lo entiende. El cambio se produce porque tu cuerpo lo siente y, por fin, experimenta paz.

Esta fase la vamos a trabajar en paralelo con la Fase 2. No vamos a esperar a que liberes todo tu pasado para recién ahí ponernos a diseñar tu futuro. Lo haremos al mismo tiempo, para que, cuando ya hayas soltado lo que te pesa, estés listo para materializar tu nueva vida.

Acá vamos a diseñar tu tablero de visión, para bajar a tierra todo lo que tenés en la cabeza. A partir de ahí, vamos a definir tus objetivos SMART, establecer un plan de acción con pasos simples y estructurar una rutina diaria que puedas seguir sin volverte loco.

¿Las herramientas? Un cuaderno, una pizarra, Trello y Google Calendar. Nada de complicaciones.

Vas a crear una rutina sencilla, práctica, que te permita avanzar sin agotarte. Como si la vida fuera un juego. Y vos, el avatar principal.

No es raro que te sientas incoherente o como tu peor enemigo, porque dentro tuyo coexisten varias versiones de vos mismo. Y, lo más probable, es que no sepas cómo gestionarlas, porque no las conocés. Nunca te enseñaron a hacerlo.

En esta fase, te voy a dar una estrategia para que domines todas tus partes, en vez de que ellas te dominen a vos. Vamos a hacer que todas tus versiones trabajen en equipo, alineadas y al servicio de la vida que querés construir.

Como en todo equipo, hay un líder: vos. En tu versión ganadora, la que sabés que podés ser. Haremos una radiografía de esa versión para conocerla a fondo, y que aprendas a encarnarla en tu día a día.

Esta fase final es el comienzo de tu nueva vida. En la fase anterior, aprendiste a encarnar la versión que sabés que podés ser. Ahora, la practicás para salir al mundo ocupando el lugar que diseñaste para vos, con confianza.

No va a ser difícil, porque esa versión ya está dentro tuyo. La activaste en momentos decisivos, lo único que te falta es sostenerla.

En esta etapa, vas a entrenarla con intención, estructura y recursos concretos. Porque el secreto para encarnar permanentemente esa versión increíble es uno solo: práctica. 

Aquí te doy el camino para hacerlo de forma rápida y efectiva. No vas a perderte.